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Mañana nuestros hijos irán al cole con un kilo de más. Algunos dos. Una bolsa de más. Como aquellas veces en que nos esforzábamos «tanto» por los «negritos» del África. No sé cómo andarán de tiempo sus maestros. Con esas dos horas de más o de menos. Pero será un esfuerzo que valdrá la pena. Mañana… alguien tendrá que explicar a nuestros hijos que ese kilo de más no va para África. Ni para Haití; que por moderno parece más olvidado. Muchos de esos kilos no irán mucho más allá de las últimas calles de este pueblo. Quizás sólo cambien de acera. Muchos de esos kilos «retornarán» a algunas casas de las que salieron… a esa hora de la mañana. Serán dos horas arriba o abajo: una lección importante. Va por todos. ¡Qué bien vivíamos cuando cuando Equus Zebra (y no nos olvidemos de las demás; empezando por Cáritas) se encargaban «sólo» de los «pobres inmigrantes»… (¿y que fueron nuestros abuelos o nuestros padres… hace tan sólo una generación?).