«El nuevo cuartel de A pezoca cuenta con 45 agentes pero sólo 28 realizan labores de patrulla».
«Es normal que esto ocurra: ya no metemos presión; Oleiros es zona de copas y además es zona dispersa. Pasa lo que pasa». Lo dice uno de los agentes que realiza labores de patrulla. Las denuncias impuestas por agentes han descendido un 85% en los últimos meses pese a que las tropelías, aunque no van en aumento, cada vez son más espectaculares.
Al intento de asalto al Gimnasio Bushido (ya hay que ser bien memo para intentar atracar un tatami…) se le sumaron el asalto al joyero, un atraco a punta de cuchillo en Che Guevara y el robo en dos viviendas y en un bar en Oleiros.
Lo del bar es sintomático: entraron, cargaron, marcharon… volvieron, volvieron a entrar, volvieron a cargar, volvieron a marchar. En total 45 minutos de trasiego sin que nadie viera ni oyera nada.
No se puede decir que la falta de números «operativos» en el cuartel sea causa de este aumento en la «espectacularidad» de los delitos. Sí se puede decir que con más agentes alguno de los «grupos» capaces de cometerlos se lo pensarían dos veces. Y esta es la clave.
Los delincuentes capaces de llevar a cabo este tipo de «operaciones» son pocos, normalmente están controlados y se les puede «ver venir» desde lejos. A ese «ver venir» juegan (y se la juegan) los agentes día sí y día también. Que sean más o que sean menos es un dato importante.