RODRIGO R FARALDO | OPINION
AUARIO 2012
Sin saber cómo, ya nos habíamos acostumbrado a verlos por los montes y cunetas; pero hasta que Gelo los elevó a enemigos de categoría superior a la misma altura que las eléctricas, a Xunta do PP o los grafiteros; no les habíamos hecho mucho caso.
Parece mentira que unas semillas llegadas del otro lado del Oceano puedan resultar tan peligrosas para toda la flora de una región. Nunca se deja de aprender y descubrimos que era una especie tremendamente invasiva así que el Concello, mendiente un bando municipal, ordenó la extinción de esta especie… que ¡ojo! no llega con cortarlas sino que hay que arrancarles la raíz que, además, es tremendamente poderosa con lo que, al igual que los vampiros, conviene quemarlos despues de muertos no vaya a ser…