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José Luis Sampedro fue un mandamás del Banco Exterior de España y Catedrático de Estructura Económica en la Universidad Complutense de Madrid. Fue eso hasta que, por motivos políticos, fueron laminadas, en esa universidad, figuras del calibre de José Luis López Aranguren o Tierno Galván. Entonces se apunta a la anterior fuga de cerebros y se lleva el suyo de paseo por varias universidades norteamericanas. Eran los años 60. En la época en que Steve Jobs cargaba manzanas, José Luis Sampedro se debatía entre la teoría económica posmoderna y la novela. Adelantado en unos 30 años, en sus teorías económicas, a los Stiglitz y compañía, decidió esperarles dejándonos, de paso, cuatro o cinco libros que pueden ser piezas fundamentales en la literatura española (y latinoamericana) del cambio de siglo. Aún así, libros como Economía Humanista, publicado hace cuatro años (2009) no hacen sino recoger su experiencia como Teórico de Economía Estructural durante más de 50 años. Lo que publicó hace cuatro años era lo que pensaba hace 50… cuando logró la Cátedra en la Complutense. Él estaba preparado. La Complutense no. El otro personaje que viene a engrosar ese listado tan especial que es el callejero de Oleiros es D. Santiago Carrillo. Hace gracia ver ese mercedes plateado con su setentón moreno sentado dentro preguntando por la calle Dolores Ibárruri sin ponerse rojo… ¿verdad? Don Santiago Carrillo es la figura clave del comunismo español (y parte del extranjero) desde la II República hasta la etapa posterior a la transición. 50 años de historia de este país (que vaya historia, pero especialmente esos 50 años) giran alrededor de este asturiano bajito y del aura que mucha gente creó a su alrededor. «Santiago soy yo… lo demás es lo que se han inventado otros» le escuché yo decir un día. Aunque suene desconocido, Santiago Carrillo es el único que defiendió la ‘Democratización’ del Partido Comunista en la primera convención a la que asiste en Praga como Secretario General (1954); 30 años antes que Mijail Gorbachov. Cuando regresa a España en 1976 ya había pactado con el Gobierno Post-Franquista de Adolfo Suárez su propia detención. Sagaz, habilísimo negociador, enorme conferenciante, dialogador y entrevistado; supo gestionar a su favor todo lo que 40 años en la cladestinidad le había sido ‘concedido’… a favor y en contra. Hay un Santiago y hay un Carrillo. Este parque es para la memoria de Santiago; que todos la tenemos más o menos clara. La de Carrillo se la dejaremos a los libros de historia; a ver si los sesudos de biblioteca son capaces de arrojar algo de luz sobre ella. Por el medio, una petición: El Bloque Nacionalista Galego de Oleiros llama la atención sobre las muchas (muchísimas) personas (con o sin sus personajes) que merecen también estar en el callejero de SU pueblo. Quizás no tan mediáticas como los anteriores pero sí con los mismos merecimientos. Así citan a Manuel Oliveira (dicho así… poca gente le conoce) que tan ligado estuvo profesionalmente a esta tierra, a Luisa Villalta o Avelino Pousa. También mencionan a Anisia, compañera de Xosé Neira Vilas durante muchos años. Pero reclaman especial atención los nombres de Francisco Miguel y su esposa Syra Alonso; vecinos de Coruxo y cuya casa, la «Casa da Felicidade» ou «Casa da Dicha» como le llamaba Syra (gracias Maria por el apunte…), todavía permanece en pié. Él, represaliado en 1936. Ella huida a Méjico; fallece antes de poder regresar. En el año 2000, quienes regresan a Galicia las Memorias de Syra Alonso. Las trae su hijo Juán desde su Méjico adoptivo. Lo que trae es uno de los mejores retratos memorísticos sobre los primeros años de represíón franquista en Galicia; con infinidad de datos, nombres y sitios en los que puede estar ‘olvidada’ una generación de España tan merecedora de un rincón do noso Concello como José Luis Sampedro o Don Santiago… Incluso más merecedora que el personaje popular de Carrillo.