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La construcción del «nuevo» cementerio de Dorneda chocó siempre con las mismas piedras: entre ellas, la voluntad del párroco de ampliar el cementerio parroquial frente a la decisión del Alcalde de construir uno municipal. La polaridad eléctrica hace que los objetos del mismo signo tiendan a alejarse y los de signo contrario a encontrarse. El Concello hizo todo lo que tenía que hacer y el párroco también. Por un lado se solicitaron puntualmente todos los informes y los permisos necesarios. Por el otro se reclutó a quien fuera alegando, uno por uno, contra todos y cada uno de ellos. Hasta que sonó la flauta. La Consellería de Sanidade (por aquel entonces en manos del bipartito) encontró un resquicio en el relleno que se había realizado para nivelar el terreno: porosidad. Las aguas podrían resultar contaminadas por «restos de vecinos» de Dorneda… y algo tendrá el agua cuando la bendicen. Con perdón por la ironía y volviendo al tono respetuoso que merece el tema, la parte contraria a la ejecución logró la suspensión de la licencia por las irregularidades encontradas en el relleno; a lo que el Concello alegó que había tomado todas las medidas que la Consellería había considerado oportuno tomar para evitar cualquier riesgo de «contaminación»: la prohibición de efectuar inhumanciones en tierra, la estanqueidad de los nichos y sistemas de recogida y filtrado de las «sustancias» que, aún así, pudieran filtrarse. Con ello, logró una sentencia favorable del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia con la que pudo poner el camposanto en funcionamiento en 2008. La última piedra que el cementerio se encontró en su camino (hasta hoy) habían sido los 40cm que Luis Vazquez (Candidato a la alcaldía por el PSdeG; y entonces Secretario Xeral de Política Territorial) había estimado por encima del máximo que cualquier muro gallego «de verdad» puede tener en suelo rústico. Nada se dijo de la «adaptación ó contorno» o del «uso de materiais tradicionais»… sólo ese mínimo exceso. 10 años de historia acumulaba entonces… Pero, los búmerang, tú los lanzas y ellos vuelven; y un Tribunal Contencioso Administrativo acaba de dar de nuevo razón a la parte contraria a la construcción; al amparo de aquel informe desfavorable de la Consellería, estimando que el Concello no realizó las obras necesarias «en ese suelo». Lógico… sí las realizó en «paredes y techos». Contra la nueva sentencia cabe recurso, pero la parte beneficiada se reserva la posibilidad de pedir medidas cautelares como puede ser, por ejemplo, el cierre del cementerio hasta que se pronuncie la apelación.

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