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En esta época en la que la información supera la capacidad de los humanos para asimilarla, hay que tener algo más de cuidado al crearla.

Por eso sorprende ver cosas como esto: Unha nova forma de matar sen balas que responden a la definición de infoxicación como leche lo hace a lo que sale por las tetas.

Se puede estar de acuerdo en su concepto filosófico. Sí… puede ser que los SARS, los MERS o el mismísimo SIDA sean consecuencia de lo mal que se ha hecho la Globalización esa. Sean consecuencia de un neocolonialismo mal entendido consistente en exportar el concepto de sociedad europea al resto del mundo como reflejo del desarrollo, la modernidad y la respuesta a los deseos católicos/protestantes de una vida mejor para «moritos», los «negritos» y los «chinitos»; tan común en el París del 68 (no en Madrid…)

Se puede estar de acuerdo en su sentido lírico o metafórico. Sí… puede que un concepto de ciudad con 20 millones de habitantes no sea el marco propicio para la compraventa de carne animal salvaje sin las medidas sanitarias adecuadas. Casi seguro que el problema es ese concepto de ciudad… porque el mercado y sus animales salvajes llevan allí más de 1000 años.

Se puede estar de acuerdo con su fina ironía. Sí… puede que «difamadores, tolos, comunistas, terroristas» sean sinónimos en algún tipo de circunstancia.

El primer virus que dio el salto de los animales al humano y marcó una época fue el SIDA. Otros lo hicieron antes pero se desconocía su origen. Pero el SIDA era un retrovirus con un contagio muy complicado. Se coló en nuestras vidas porque le dejamos: yonkis y maricas… qué más da! Era una concepción muy católica de la medicina: «algo faría».

El problema de los SARS, los MERS, los ZIKA… es que no responden a ese «algo faría». Ningún católico/protestante dirá que Esperanza Aguirre tiene COVID19 porque «algo faría». Cuando nos quedamos sin eso es cuando empiezan las conspiraciones: Rusos, Americanos, Iraníes, Chinos… todos en medio de una pelea por coger sitio en un nuevo orden mundial basado en el poder tecnológico y financiero.

No… no puede ser. Necesitamos virus que sólo se transmitan pecando. Porque los otros sólo existen en la películas de James Bond.

Sopa de Pangolín en una de James Bond

Todos «esos que promoveron ditaduras, controlan o narcotráfico e a venda de armas co que finanzan o terrorismo internacional en beneficio dunha élite corrupta» y sus «outros» son los culpables de lo que pasa en el mundo. De eso no nos cabe duda a nadie. Pero el virus nos llegó a través de un pangolín al que le había mordido un murciélago… y sus escamas fritas son lo más parecido a la Viagra del Siglo IX que tenemos.

Ya ve usted, Sr. Alcalde. Lo hemos logrado: un «chinito viejecito», no sabemos si comunista pero nos lo podemos imaginar; a la vez que supuestamente impotente (cosas de la edad o del comunismo… no lo sé) se comió una bolsa de escamitas de pangolín para que se le pusiera dura… y chas: Apocalipsis Now!

¿Nos quedamos más tranquilos ahora? ¿O seguimos pensando que la culpa de todo la tiene M?

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